Sentía un tremendo dolor en sus
costados. No tenía idea de por qué, sólo sabía que le dolía. Durante su
infancia le habían dicho que ese momento llegaría, que en algún momento lo
notaría. Aun así, era tremendo dolor el que sentía. Estaba dentro del agua y
anhelaba salir; demasiado tiempo dentro; demasiado tiempo queriendo salir. Pero
el dolor era intenso, paralizante, de una espesura tal, que apenas lograba
mover ni una sola parte de su cuerpo.
Días después el dolor cesó y el renacuajo al fin pudo salir del agua convertido
en una fabulosa rana saltarina.
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José Lorente.
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