domingo, 6 de septiembre de 2015

Déjame que te escriba algo


Déjame hacerlo.
Deja que te llene de palabras que quizá nunca te han dicho. O quizá sí. Porque, ¿cómo no te van a decir cosas hermosas con una belleza tan excelsa y suprema?
Deja que te siga inundando con letras que dicen más de lo que lees. Sin querer y sin saber. Queriendo y sabiendo. Deja que tu alma vuele libre entre estas líneas.
Y es que el lenguaje está para algo. Por algo se nos desarrolló, miles de años atrás. Por algo dimos forma a los sentimientos en forma de letras que, juntas, crean sensaciones.
Déjame que te escriba algo cuando, en las noches más oscuras, sientas que estás en soledad. Cuando tu más profundo y siniestro mal estar no te deje vivir en paz. Y deja que lo haga cuando un impulso incontrolable me lleve a ello.
Deja que te escriba. Que lo haga con pasión, locura y misterio. Cuando no haya más mundo que el poco espacio que nos separe.
Y también, ¿por qué no? Deja que te escriba algo cuando cada segundo que pase estando alejados, sea para sufrir. Para sentirnos solos y desamparados, con una parte de nosotros que ha sido arrebatada.